miércoles, 8 de octubre de 2008

El Papel Amate
















El papel siempre ha formado parte de nuestra vida cotidiana. Los recados, las cartas, el periódico, los libros. La transmisión del conocimiento y el lenguaje no se aplican si no hay papel. Este amigo común tan cotidiano en todo el mundo ha existido desde hace mucho tiempo en América.
Al reflexionar sobre la vida mesoamericana en el México prehispánico, notaremos su cercana vinculación con el uso y desarrollo del papel, comprendiendo así cómo y por qué su fabricación con las técnicas tradicionales ha perdurado a lo largo de quinientos años.
Historiadores e investigadores que han escrito sobre el México Antiguo saben de la vital importancia del papel en las prácticas religiosas y espirituales. Quizá su principal función fue hacer posible la memoria escrita, para transmitir sus tradiciones y conocimientos a numerosos grupos indígenas de América. Antes de la conquista, en nuestro continente existían diferentes formas de expresión que permanecían ligadas a “conceptos visuales”. La escritura en Mesoamérica aparece siempre en relación con algún sistema de calendario. La escritura prehispánica une la información relativa a las cosas con la información relativa al tiempo, revelando un sentido de la historia y el deseo de un tiempo ordenado.
La principal importancia del papel es que era un vehículo social. La cultura es un proceso que expresa lo cotidiano de la vida en manifestaciones singulares. Algunas de estas expresiones culturales pudieron manejarse en un nivel simbólico, logrando su propia expresión en las sociedades prehispánicas, sirviendo como portadoras de mensajes. Los objetos de una determinada sociedad contenían un lenguaje lleno de significado acerca del modo de vida de ese grupo social. Al ser compartidos por los miembros del grupo se transformaban en un vehículo cultural. Las sociedades mesoamericanas representaban en objetos algunos aspectos relacionados con su visión del mundo. Algunos de esos objetos tenían una intención explícita de transmitir información. Son, en Mesoamérica, los códices hechos en papel amate, en papel de maguey o en piel de diversos animales.
Podemos afirmar que el papel fue un vehículo social que permitió gran parte de la relación entre los habitantes de Mesoamérica y que logró trascender el momento histórico para permitirnos, saber quienes fuimos. El testimonio sellado en papel nos explica esa parte de la historia.
La vida de los indígenas mesoamericanos de la época prehispánica estuvo siempre ligada al papel. En sus códices trataron de dar un testimonio de sus costumbres cotidianas, de su vida religiosa y de su vida política. Este es el mejor testimonio de un intento histórico para que la ley quedara plasmada y que las generaciones futuras pudieran conocer su forma de organización, anhelos y la concepción que tenían del universo.
Quizá no podamos ubicar con precisión el momento en que se inventó la escritura mesoamericana, lo que sí sabemos es que buscaron símbolos que los identificaron como pueblo. De ahí se deriva la gran importancia del papel, que fue uno de los descubrimientos que les permitieron dejar un testimonio social.
A lo largo de los siglos el papel ha demostrado su enorme versatilidad como soporte de ideas. Aún hoy, en plena era de la informática, que según algunos marcará el fin de la cultura del papel, este material conserva su importancia y su uso es cada vez mayor. Por más que las computadoras invadan nuestras vidas, seguiremos necesitando del papel casi tanto como los pueblos mesoamericanos.
Nora Lechuga, pintora mexicana.






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